Existe quien afirma que la gente no cambian y, según los psicólogos, esta afirmación es bastante correcta, en tanto que, la genética y el ‘código postal’ en nuestros primeros años marcan de forma indisoluble nuestro carácter, personalidad y forma de ver el planeta. Nuestra esencia.

Y no obstante durante nuestra vida experimentamos, medramos, nos desarrollamos y nos enlazamos con otros, y todo ello imprime, asimismo, carácter. Es posible que la gente no cambien, pero indudablemente se amoldan a los cambios que suceden a su alrededor. Pensemos en la revolución tecnológica que vió explotar nuestra generación y que la hizo mucho más ‘popular en la distancia’, mucho más desequilibrado en lo laboral, mucho más maleable y menos atemorizada por el cambio. Nos hemos amoldado.

Lo que está claro es que el cambio es la mayor incesante de este siglo. En AUARA somos muy siendo conscientes de él y, como sabéis, últimamente aun hemos cambiado nuestro lema para reflejarlo.

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