Enseñanzas valiosas de una década de coaching

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Llegué a la profesión de entrenador tras ofrecer clases en la facultad a lo largo de catorce años. Soy una aprendiz insaciable. Me encantaba (y aún me chifla) la facultad, y me encantaba la iniciativa de que me pagaran por hacer conocimiento y contribuir a otros a estudiar.

No obstante, a lo largo de todos esos años en el planeta académico, siempre y en todo momento sentí que me hacía falta algo. Pese a estar cercada de gente increíble, tanto de buenos alumnos como de refulgentes colegas, siempre y en todo momento me sentí sola. La enseñanza en una facultad y la investigación académica son tareas solitarias.

Todo el edificio -el físico y la institución- se apoya en ideas medievales y de principios de la modernidad. Los libros, los autores y los instructores son los primordiales actores del juego, y todo da un giro cerca de ellos. Me llevó años de investigación entender que las universidades, por su concepción, no están fabricadas para los alumnos; las universidades están fabricadas para los autores.

Fue en el momento en que comencé a entrenar en el momento en que entendí todo lo mencionado. Fue verdaderamente tras pasar una cantidad enorme de horas entre las paredes de mi estacionamiento enseñando a la multitud los argumentos de la alfabetización del movimiento humano en el momento en que vi lo que sentía que hacía falta.

8 enseñanzas esenciales de sobra de una década de coaching

1. Los objetivos personales de la gente a las que entrenas importan

Vas a ver, el coaching es la enseñanza, pero supone considerablemente más que la enseñanza clásico. Según mi experiencia, puedes ser un instructor increíble y no tocar jamás un alma, pero no puedes ser un entrenador increíble sin cambiar un alma.

Esto radica en visto que la llegada de las dos profesiones es diferente. En la enseñanza, hay un conocimiento que antecede tanto al instructor como al alumno. El propósito de la relación es que los estudiantes adquieran de forma exitosa ese conocimiento.

En el entrenamiento, el foco de atención no es un conocimiento concreto, el foco de atención es lo que el deportista o el alumno desea ser.

Este cambio de enfoque es primordial. En el momento en que alguien asiste a mí a fin de que le asista a estudiar un muscle-up, no desea estudiar el muscle-up para conseguir un título y hallar un trabajo. Desean estudiar un muscle-up por el hecho de que desean expresar algo de sí mismos, desean ser capaces de sobra, desean desafiarse a sí mismos, desean cambiar lo que son de una forma muy primordial.

Al empujarlos en este emprendimiento, he debido desempeñar el papel de instructor, pero asimismo he debido ser un guía, una sólida caja de resonancia, un espectador “ecuánime” y, por último, un acompañamiento confiable sin otro propósito que llevarles a donde desean estar.

Esta no tan pequeña constatación fue entre las primeras enseñanzas transformadoras que aprendí del coaching. Cambió mi criterio sobre la educación y creó un enorme cambio en mi identidad. Aquí comparto contigo ciertas otras enseñanzas que aprendí de esta fabulosa profesión.

2. No es necesario ser el más destacable en la interpretación, sino más bien instruir

El coaching es el trabajo de arrimar a la gente a donde desean estar. El coaching radica en lograr que la multitud optimize según su vara de medir. Por este motivo, el coaching puede darse en prácticamente cualquier contexto.

Siempre y cuando guíes a un individuo a fin de que optimize su desempeño en cualquier capacidad humana, haces coaching.

Esta definición es esencial. De manera frecuente, los entrenadores y los practicantes se ven atrapados. Suponen que el entrenador debe ser el más destacable en cualquier capacidad que se desee controlar. Solamente lejos de la verdad: el coaching radica en progresar a la gente, no en ser mejor que ellas.

Lee mucho más: Tres peculiaridades que definen a un enorme entrenador

3. La educación puede ser intelectual y fisiológico

La educación es un desarrollo fisiológico. Lo interioricé al educar movimiento y nutrición. Siempre y en todo momento supe que nuestro conocimiento está con limite por nuestra humanidad: por nuestras percepciones y nuestras biologías. Pero escapar del sala me probó que solo lo sabía a nivel intelectual.

Precisaba aprenderlo con mi cuerpo, con mis supones y con mis conmuevas, con mi ser. Lo que pensamos no solo está con limite por nuestra biología, sino está preciso por ella. Cambia tu biología y la manera de comprender el planeta cambiará asimismo con ella.

En este momento sé a un nivel muy profundo que la física es gráfica. Las ciencias naturales jamás comentan por qué razón las cosas marchan de una forma cierta. Las leyes de la física no son las leyes de la naturaleza, solo son expresiones complejas de de qué manera nuestras cogniciones interpretan el planeta.

No leas esto de manera equivocada; me agradaría que mis deportistas supiesen mucho más física, les haría la vida mucho más simple. Esto supone que, al entrenar, debes proveer un contexto en el que logre darse esta clase de experiencia de estudio holístico.

4. Los entrenadores hacen alcanzable el saber

Los entrenadores son analizadores de información. Habitamos la era de la información. Hemos desarrollado un sistema monstruoso que genera mucho más datos de los que nuestro entendimiento puede conducir.

Nos encontramos en déficit por el hecho de que el ritmo de producción y disponibilidad de la información es considerablemente más veloz que el ritmo al que transformamos esa información en conocimiento.

Esta es la raíz de nuestra confusión. Habitamos tiempos de confusión; todo el planeta está confundido más que nada. El trabajo de nosotros, los entrenadores, es investigar la información, transformar la confusión en práctica y en sentido. O sea viable para nosotros debido al con limite alcance que debemos contemplar.

Nuestro emprendimiento no es hacer entendimientos o verdades universales (¡merced al cielo!). Nuestro propósito es investigar toda la información libre importante para el emprendimiento de nuestro cliente. Eso está muy contenido y es posible.

5. El entrenamiento es un trabajo, pero no un arte

El arte y el trabajo son 2 cosas muy dispares. En el momento en que sentimos un profundo amor por una especialidad, siempre y en todo momento deseamos verla bajo la lente romántica del arte. Esta analogía, en un inicio ingenua, obstruye mucho más que asistencia tratándose de entrenar.

El arte es una expresión de la relación del yo del artista con el planeta. El arte es el dominio de una especialidad.

El coaching es un trabajo, pero no es un arte. En verdad, para ser un óptimo entrenador debes ser siendo consciente de tu yo, no para expresarlo, sino más bien para dejarlo a un lado. O sea, evidentemente, una labor irrealizable, pero siempre y en todo momento debemos procurar llegar a ello pese a todo.

6. La capacitación es concreta, el entrenamiento es extenso

En el momento en que entrenas a alguien, tanto en algo físico como en algo conductual, ese entrenamiento es muy concreto, y debe serlo si deseas que tenga éxito.

El entrenamiento, no obstante, es extenso. Comprender la especificidad de lo que se adiestra es esencial, pero solo es el paso inicial. Un óptimo entrenador debe ver la dificultad de la persona en su grupo para llevarla a donde desea ir.

Saber los tecnicismos de un muscle-up no es realmente útil si no tienes idea interpretar el lenguaje corporal de un individuo. Es posible que te estén diciendo que el día de hoy es el peor día para estudiar y tú no lo leas. Si no comprendes lo que les impulsa, jamás vas a poder empujarlos a desatascarse en el momento en que la rutina se vuelva real.

Si no eres siendo consciente de lo que su hombro inflexible te dice sobre su forma de pensar fija, puedes terminar prescribiendo una intervención física en el momento en que lo que verdaderamente se precisa es una intervención mental.

Un entrenador que no conoce las matemáticas y la lógica suficientes para lograr eliminar las narrativas de autoderrota es un entrenador que siempre y en todo momento va a estar con limite y, por consiguiente, limitará las habilidades de su deportista

Esto supone que un entrenador debe ir siempre y en todo momento hacia la amplitud en la educación y el avance y hacia la especificidad en la práctica. Medra horizontalmente, adiestra verticalmente.

7. Piensa bastante en tus clientes del servicio

Todo el planeta se esmera al límite. Aquí es donde pienso que el coaching es mucho más eficiente. ¿Deseas llevar a la multitud a donde desea ir? Dan lo destacado de sí mismos. Trabaja desde aquí y les asistirás.

Acepta que hacen menos de lo que tienen la posibilidad de, y ahora habrás perdido la guerra. Necesita propiedad, necesita paciencia, pero genera un coaching eficiente.

8. Entiende las motivaciones de la gente, pero adiestra mediante sus acciones

Valora las acciones de la gente, no sus motivaciones. Lo que te desplaza a ti y lo que me desplaza a mí tienen la posibilidad de ser cosas muy dispares. Un óptimo entrenador debe comprender lo que desplaza a un deportista, o a un cliente. O sea un hecho, pero debes ingresar verdaderamente en el lote con tu cliente y entender lo que le desplaza.

Pero no debes compartirlo. Lo que tienes que realizar como entrenador es cerciorarte de que presentas a tu alumno el contraste entre sus motivaciones y sus acciones. De forma frecuente no podemos consultar estas 2 cosas juntas, nuestros egos se interponen.

El trabajo del entrenador es sacar a la luz este contraste. Esto no debe hacerse desde un criterio ética. No tiene que ver con corregir, sino más bien de proveer la visión que solo puede ofrecer un individuo externa.

No coloques la ética en el coaching. La multitud no requiere eso. El trabajo de un entrenador no es elegir si alguien se ganó algo o no. Eso es una distinción ética. Ese es el trabajo de un padre o un sacerdote.

El trabajo de un entrenador es asistir al aprendiz a elegir cuál es el más destacable paso siguiente y asistirle a darlo, eso es todo.

Evidentemente, aprendí considerablemente más que esto. Pero son enseñanzas que pienso que todos tenemos la posibilidad de utilizar. Todos entrenamos a alguien, la mayor parte de las ocasiones nos entrenamos a nosotros. Aun en un caso así, puedes utilizar estas enseñanzas.


El doctor Juan Acevedo es un experimentado entrenador certificado de nivel 3 de CossFit y entrenador de nivel 2 de nutrición de precisión. Es un humanista, destructor de narrativas negativas y constructor de cambios positivos, y está experto en alinear la forma de pensar, la manera física y los hábitos de nutrición de sus deportistas.

Revela mucho más sobre él y sus métodos en Entrenamiento de Autodominio o dale a continuar en @selfmasterytraining.